Menores y smartphones: el gran dilema
Los smartphones (teléfonos «inteligentes») son, sin duda, una poderosa herramienta que pone al alcance de nuestra mano todo el potencial de un ordenador con conexión a Internet. Apps, redes sociales, una cámara fotográfica… Todo a nuestra disposición cómo, cuándo y dónde queramos.
Sin embargo, como ocurre con cualquier otra herramienta, es el usuario quien determina el uso que se le va a dar. El móvil puede ser un poderoso aliado en el trabajo y una gran plataforma de ocio, pero también puede convertirse en una peligrosa distracción, un peligro para nuestra privacidad o una puerta abierta al cibercrimen, por poner algunos ejemplos.
Estos peligros crecen exponencialmente cuando el smartphone es manejado por un menor. La inexperiencia, los escasos mecanismos de defensa, la falsa convicción de que «no pasa nada» provocan que el binomio menor-teléfono móvil implique un desastre potencial.
El termino menor engloba, legalmente, a todos los individuos que no han alcanzado la mayoría de edad, que en España se sitúa en los 18 años. Según esto casi todos los alumnos de nuestro colegio son menores pero, evidentemente, no podemos comparar la madurez entre alumnos de Bachillerato e Infantil. Entonces… ¿cuál sería la edad en la que se puede considerar que un menor es lo «suficientemente maduro» para tener móvil?
La «mejor» (menos mala) edad para tener móvil.
A principios de 2014 el Centro de Seguridad en Internet para los Menores en España presentó el estudio «Menores de Edad y Conectividad Móvil en España: Tablets y Smartphones». Este documento pretende situar a los menores en relación a la nueva realidad que suponen las nuevas tecnologías, analizando el tipo de aplicaciones que se descargan, las implicaciones que estas tienen para su privacidad, el uso de contraseñas por parte de los padres y madres, la activación de funciones de localización y GPS, las situaciones conflictivas, los momentos en los que desconectan sus terminales, el ciberbullying…
En el trabajo se pone de manifiesto que hace dos años el 30% de los menores españoles de 10 años tenía teléfono móvil, a los 12 años el porcentaje era casi del 70% y los 14 años el 83%. Es de suponer que hoy en día estos porcentajes habrán subido incluso en edades más tempranas.
Son muy pocos los especialistas que se arriesgan a establecer una «edad límite» aproximada en esta cuestión, pero casi todos coinciden en que 10 años es una demasiado temprana para ser propietarios de un móvil o tablet con conexión permanente a Internet. Una excepción a este «no mojarse con la edad» es el conocido juez de menores Emilio Calatayud, quien no duda en recomendar a los padres no comprar a sus hijos ningún móvil antes de los 14 años, cargando duramente en su blog contra la costumbre cada vez más extendida de convertir el móvil en el regalo estrella de las comuniones.
El juez no propone los 14 años como edad límite porque sí. En España la Ley Orgánica de Protección de Datos exige el consentimiento de los padres o tutores legales para publicar cualquier dato personal en Internet cuando se trate de menores de 14 o menos años. No en vano la gran mayoría de las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, Snapchat …) exigen esa edad para registrarse (y otras, como WhatsApp, dos años más), ya que el registro lleva implícita la concesión de una licencia no exclusiva y transferible sobre todas las fotografías y vídeos del usuario.
Sin embargo la gran mayoría de menores de 14 años con móvil propio tiene cuentas abiertas en una o varias de estas redes sociales, extremo que consiguen simplemente falseando la fecha de nacimiento en el momento de registrarse. Esto debería ser preocupante para cualquier padre, madre o tutor legal ya que según la ley tienen la obligación legal de velar la intimidad y la imagen del menor, y en estos casos no lo están haciendo.
Entonces ¿tiramos los móviles a la basura?
Evidentemente NO. Como hemos recalcado al principio los smartphones, las tablets, los smartswatches y los ordenadores son herramientas. No es una cuestión de prohibir. Es una cuestión de educar, de explicar cómo usar las herramientas para nuestro beneficio y evitar que nos hagan daño.
Al final la pregunta no es a qué edad puede tener mi hijo móvil. El límite (más allá de las restricciones legales comentadas) no es importante. Lo importante es que entren en ese nuevo mundo con nuestro acompañamiento permanente, nuestro control directo y nuestra firme y constante guía. No podemos abandonar a nuestros menores a su suerte, al igual que no los dejamos solos por la calle o en los centros comerciales hasta que no consideramos que tienen la edad suficiente. Y cuando lo hacemos, aunque les hemos enseñado a desenvolverse en el mundo real, seguimos teniendo miedo porque somos conscientes de los peligros que hay. Eso mismo debería ocurrir en Internet.
Padres, no estáis solos
Como casi siempre la solución a un problema inicia otro: ¿Cómo acompañamos a los menores en su nueva aventura si nosotros no dominamos ese mundo? Esta pregunta esconde muchos recovecos y aristas, pero por muy laberíntico que sea el recorrido es posible llegar al final. Desde el colegio hace ya años que incluimos en todas las asignaturas relacionadas con las TIC un tema de seguridad informática y peligros de Internet, y se han organizado charlas para padres y alumnos, con la policía y con especialistas en el tema. Afortunadamente la sociedad cada vez está más concienciada con este problema y los recursos en la propia red creados para ayudaros han crecido enormemente.
Así, por ejemplo, la Oficina de Seguridad del Internauta es un portal de consulta obligatoria. Mantenida por el Instituto Nacional de Ciberseguridad proporciona la información y el soporte necesarios para evitar y resolver los problemas de seguridad que pueden existir al navegar por Internet, con una muy interesante recopilación de herramientas gratuita para proteger nuestros sistemas.
También es esencial la web de Pantalla Amigas, que desde 2004 promociona el uso seguro y saludable de las nuevas tecnologías en la infancia y la adolescencia. Sus servicios y recursos son referente nacional e incluyen una sección específica para padres y madres que están preocupados por la protección de sus hijos en relación con el uso de las nuevas tecnologías.
Existen muchos otros recursos, y muy buenos. Los dos propuestos son un buen sitio para empezar. Nosotros aportaremos nuestro granito de arena desde este espacio, publicando artículos sobre los aspectos de las TIC que más condicionan a nuestros alumnos y preocupan a los padres.
El Dpto. TIC del Colegio Madre Josefa Campos.